lunes, 9 de febrero de 2015

La fe y ejercer tu derecho al voto

Desde hace un tiempo llevo reflexionando sobre lo difícil que tiene que ser para un creyente poder ejercer su derecho al voto en unas elecciones, principalmente a nivel autonómico y nacional. Cada vez hay, por suerte, más partidos políticos donde elegir, con lo que el bipartidismo tiende, en teoría, a desaparecer. Pero para la disyuntiva que se presenta tampoco esto lo soluciona, no por más partidos se tienen más opciones, porque los unos tienden a ser replica de los otros, y sus diferencias son mínimas en lo esencial.

Hay partidos más sociales, otros más liberales, y aquellos más conservadores, pero que con tantos, ninguno encaja con mis principios y valores; los unos reniegan de Dios y los otros no consideran al prójimo. Si no amas a uno no puedes amar al otro, y si amas al uno hace que ames al otro.

Para mi renegar o no aceptar a Dios es apoyar, fomentar o proponer leyes que van en contra de su Palabra y/o directamente negar su existencia. Y no considerar al prójimo es no tener conciencia social, solidaridad, empatía, en definitiva amor por el otro, sin acepción de personas.

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Otro motivo de duda es que al final, nuestros gobiernos y gobernantes, se postran ante sus Baales (instituciones internacionales), a quienes rinden pleitesía, ofreciendo en sacrificio a sus propios pueblos, que en definitiva sufren las consecuencias de sus políticas de recortes, siendo más importante cumplir con la deuda que verlos morir de inanición y sin un hogar donde refugiarse.



Con estas palabras no hay intención de influenciar ni de juzgar a nadie, es simplemente una reflexión en voz alta de algo que me ronda por la cabeza. En definitiva es un año donde votar a algún partido será muy complicado y difícil para un creyente.

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