En este artículo el autor quiere reflexionar sobre las grandes influencias que ha tenido la tradición religiosa pagana (babilónica, egipcia, griega y romana, entre otras) en la mayoría de los ritos, imágenes y símbolos de la religión católica.
La propia Palabra de Dios, como he desarrollado en varios de los artículos que tengo publicados en esta Web, no faculta, sino que prohíbe, a todo cristiano el uso, ni siquiera para adorar a Dios, de imágenes, tal y como así nos lo expresa el propio Dios Padre, en los diez mandamientos (Deuteronomio 5).
¿Entonces, por qué han sido usadas por la tradición católica?, ¿por qué se han atrevido a cambiar la propia Ley divina?, ¿en verdad nos acercan a Dios?. Son preguntas a las que intentaré dar una respuesta.
Introducción:
Durante los tres primeros siglos de nuestra era, la Iglesia, tal y como nos aparece en las cartas de Pablo, estaba formada por pequeñas iglesias, familiares y locales. Éstas seguían y cumplían el Evangelio de Cristo y por supuesto, la Ley de Dios. De forma progresiva, las primitivas iglesias fueron haciéndose cada vez mas grandes y numerosas y por consiguiente surge el problema de su organización. Comienzan a adquirir los obispos un papel mucho más institucional, del cual la propia Palabra de Dios no nos dice nada, y así entramos en el proceso de desviación o "apostasía". Se mantienen reuniones o "concilios" para discutir sobre las cuestiones que afectan a la Fe y es aquí donde comienzan las importantes desviaciones del Evangelio.
Una de las principales se refiere a la permisividad general, por parte de la organización de aquel entonces, del uso de imágenes y ritos paganos, eso si cristianizados, para así acercar a las masas religiosas gentiles, a las que les había llegado el mensaje de salvación de Cristo, pero que bajo ningún concepto querían abandonar su idolatría (cultos y ritos), es decir, su propia cultura.
Iconografía y símbolos católicos
Ningún católico puede negar la importancia de los escritos del Antiguo Pacto, o sea, el Antiguo Testamento, puesto que debemos entender que está completamente vigente, eso si, comprendido con la Luz del Nuevo Pacto, o sea, con el Espíritu Santo que mora en las personas que siguen el Evangelio de Cristo.
Partiendo de la premisa que nadie puede quebrantar ni cambiar los mandamientos (Mateo 5.17-20) y que toda la escritura está inspirada por Dios (2ª Timoteo 3.16), tenemos que empezar a preguntarnos de dónde aparece la autorización para que se pueda representar a Nuestro Señor Jesucristo, a María, la madre del Señor, o a los llamados "santos" y mártires del cristianismo.
Si no eres un gran lector de la Palabra de Dios, es decir, de la Biblia, o no conoces bien las Escrituras, podrás pensar que en algún lugar del Nuevo Testamento aparecerá la autorización para que el Segundo Mandamiento (es decir, el que prohíbe realizar y adorar imágenes de lo que está en los cielos... Deuteronomio 5.2) se acomode al decálogo de la religión católica. Pues bien amigo/a, esto no se produce. Por lo tanto, el cambio se debió producir por una persona, llámese "Papa" u "Obispos", que por mucha autoridad en cuestiones de Fe que se les pueda adjudicar, no tienen ninguna base divina para realizarlo.
Yo, personalmente, no me atrevo a contradecir a nuestro Padre, es decir, a Dios "y no llaméis padre vuestro a nadie en la tierra; porque uno es vuestro Padre, el cual está en los cielos" (Mateo 23.9) y por mucho que alguien de este mundo me pueda justificar este cambio, no puedo seguirle, pues iría en contra del Evangelio de Cristo, que en ningún momento invalida los mandamientos.
Entonces, si los primeros cristianos, tal y como Pablo nos relata en sus cartas, seguían el Evangelio de Cristo y eran respetuosos con la Ley de Dios, ¿Cuándo llegó el momento de la desviación?. Es fácil la respuesta; por la tradición religiosa pagana.
En el transcurrir de los primeros siglos de nuestra era, el Evangelio de Cristo fue predicado por todo el Mediterráneo. En estos pueblos, receptores de la Palabra, chocaba de una forma frontal el que se les hablara de un solo Dios y mucho más que ese mismo Dios hubiese venido a este mundo, de una forma tan humilde, para dar su vida en sacrificio por nuestros pecados. Ellos creían en infinitos dioses y asimilaban en sus culturas a los dioses de los pueblos a los que conquistaban e, incluso, tenían un pedestal sin imagen para el Dios desconocido, tal y como nos relata Pablo en su viaje a Atenas "Porque pasando y mirando vuestros santuarios, hallé también un altar en el cual estaba esta inscripción: AL DIOS NO CONOCIDO. Aquél pues, que vosotros honráis sin conocerle, a éste os anuncio yo" (Hechos 17.23).
Por su propia cultura creían que tener un solo Dios era símbolo de pobreza, así que las diferencias eran muchas, pero no insalvables para el Evangelio, para los que se entregaron a Cristo en cuerpo y alma. Sin embargo, conforme transcurre el tiempo, la Iglesia va siendo cada vez más numerosa e incluso llega a convertirse gente poderosa dentro de las instituciones del Imperio, es decir, va teniendo cada vez más "prestigio", ya deja incluso de ser perseguida y con la llegada de Constantino es legalizada; deja de ser una Iglesia de Catacumbas para pasar a ser una "religión" con poder, que intenta dejar sin prosélitos a las otras religiones, es decir, las paganas, hasta llegar a ser consideradas éstas últimas ilegales y, la cristiana, pasar a ser la religión oficial del Imperio Romano. En este camino, que he tratado con tanta rapidez, pero de todos conocido, es donde se produce el hecho, el cual es objeto de este artículo; la desviación del Evangelio de Cristo.
La religión oficial del Imperio, tal y como he apuntado, era politeísta e idólatra. Sus templos estaban repletos de imágenes, a las cuales se las adoraba y se les ofrecían sacrificios y ofrendas. El origen de estos dioses era dispar; la mayoría procedía de la cultura helenística y a su vez ésta los adoptó de las culturas babilónica y egipcia. Roma lo que hacía era "latinizar" su nombre, así por ejemplo El Dios supremo de la mitología Romana era Júpiter, el cual era conocido en Grecia como Zeus, pero respetaba toda su doctrina y culto.
¿Cómo pudo influir esta religión pagana en el cristianismo de entonces, si las diferencias eran tan claras?. La respuesta tiene que ver con la idolatría; la cultura religiosa se basaba en el culto a las imágenes. Cuando a un pagano o gentil se le hablaba de Nuestro Señor, esta persona lo asociaba en un principio como a un dios más, pero tras una verdadera predicación, esa persona comprendía el verdadero sacrificio que Él hizo por su pueblo, y por lo tanto empezaba a conocer la Palabra. Pero cuando el predicador le hablaba de que debía dejar sus ídolos, esta persona decía que NO. El problema estaba en que este Nuevo Dios, el Dios verdadero, no tenía ni nombre ni imagen y por lo tanto, su base doctrinal era la Fe, el creer sin ver. La cultura pagana estaba basada en el respeto a los demás dioses, en las imágenes, en las fiestas, todo ello estaba enraizado en la sociedad imperial. No digo que no existieran cristianos verdaderos que se entregaran a Cristo en Espíritu y en verdad, todo lo contrario. Hablo del sentir general de la sociedad.
El problema de aquel entonces es bastante grande, puesto que por ese camino siempre seguirían siendo una Iglesia perseguida y proscrita. La solución la encontraron algunos hombres, que, llamándose cristianos, pensaron en algo que la misma Roma hizo en materia religiosa: respetar sus imágenes, eso si, convirtiéndolas en símbolos cristianos. Pero, esto iba en contra de la propia palabra de Dios, existía un mandamiento que lo prohibía. Solución: quitarlo y problema resuelto.
Pero, ¿cómo mantener los ídolos paganos?, ¿existían coincidencias doctrinales que permitiesen el cambio de nombre?. La respuesta, sorprendentemente, es que SI.
Proceso de transformación de ídolo pagano en imagen católica
Como he avanzado, resultaba que, en verdad, existían coincidencias doctrinales entre las creencias paganas y las cristianas. Estas coincidencias no eran totales, como te habrás podido imaginar. Así encontramos ciertos paralelismos, entre Cristo, María y Jehová, y ciertos dioses y diosas de la mitología griega, babilónica y egipcias principalmente, todas ellas adoptadas por una religión clásica que era la que dominaba el ámbito religioso del Imperio.
Comenzaré a analizar estas semejanzas y su proceso de aceptación en una naciente religión, la católica, que tal y como ahora ocurre, tiene en el ecumenismo su vía hacia un futuro en franca expansión.
María, la madre de nuestro Señor, tiene una gran importancia dentro de la simbología católica. Ella es conocida por múltiples acepciones, fruto de las distintas funciones que para los católicos tiene.
Vamos a analizar alguna de ellas y su paralelismo con las figuras paganas de la antigüedad:
Como de todos es sabido, uno de los innumerables títulos que la iglesia católica le concede a María, es el de Reina del Cielo.
¿Cómo se le concede este título?. María, según reza uno de los principales Dogmas de Fe del catolicismo, fue ascendida a los cielos y una vez allí, por la importancia de su misión, es decir, la de ser la escogida para engendrar al Salvador, se le otorgó el título de "Reina del Cielo".
Todo lo anterior no tiene una base bíblica y es de reciente instauración (desde 1950). Por lo tanto, es la propia tradición popular, sin tener en cuenta la Palabra de Dios, la que otorga ese premio y una vez en el cielo, la posibilidad de co-reinar con nuestro Señor Jesucristo.
Como solamente se ha tomado en cuenta la tradición y no la Palabra, debemos comprobar lo que ésta nos dice sobre la "Reina del Cielo": Es en el libro de Jeremías, en concreto en el Cap. 7, Vers. 17-19, donde encontramos este título: "¿No ves lo que estos hacen en las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén? Los hijos cogen la leña, y los padres encienden el fuego, y las mujeres amasan la masa, para hacer tortas a la reina del cielo y para hacer ofrendas a dioses ajenos, por provocarme a ira. ¿Me provocarán ellos a ira, dice Jehová, y no más bien obran ellos mismos para confusión de sus rostros?". Pues bien, esta "Reina del Cielo" viene referida a la diosa Astoret o Astarté, que era venerada por el pueblo Fenicio (cananeos y sidonios). Como vemos el mismo pueblo judío cae en sus ritos y cultos, apartándose del Dios verdadero. También le ocurre lo mismo a Salomón, el más sabio entre los hombres, pero que en su ancianidad cae en el culto a los ídolos: "Porque Salomón siguió a Astarté, diosa de los Sidonios, y a Milcom, abominación de los Ammonitas" (1ª Reyes 11.5).
¿Quién es esta diosa?, ¿de donde procede?, ¿cuál era su doctrina?:
Para responder a estas preguntas nos tenemos que adentrar un poco en la cultura fenicia; las tradiciones religiosas fenicias estaban influenciadas en gran manera por la cultura babilónica, que en su expansión influenció en los pueblos invadidos. Así entonces, debemos remontarnos a esta cultura, una de las más antiguas de la humanidad. Su origen, según el Génesis 10.8-10, parte de Nimrod, un luchador rebelde a Jehová. Es aquí donde comienza el mito: Nimrod fue asesinado y para cumplir su venganza, su esposa, Semíramis, engendró de forma sobrenatural un hijo, que según la tradición, era la resurrección de Nimrod, el cual se llamó Tammuz. Pero existe un aspecto todavía más importante y es que una vez que Semíramis dio a luz a su hijo, ella continuó siendo virgen. Con el transcurso del tiempo, Semíramis se convirtió en Diosa y recibió el título de "Reina del Cielo".
En Fenicia continúa este mito, pues el padre, conocido por el "Dios Sol", es Baal e incluso en su mitología aparece el hijo, llamado Baal-Tammuz. En las Escrituras aparecen continuas referencias al culto a los baales, como desviación del camino mostrado por Dios a Israel, centrado en el cumplimiento de la Ley (mandamientos).
Pero la influencia babilónica no sólo se centró en Fenicia, sino que también tuvo su importancia en otra de las grandes culturas de la antigüedad como es la egipcia; El mito de la virgen, madre del vengador, es decir, del "Justo", pues vino a hacer justicia contra el maligno, recae en Isis. Su mito es parecido; Osiris, su esposo, es asesinado por Tifón, dios maligno. Ella encuentra su cuerpo, pero Tifón lo dispersa por todo Egipto. Para cumplir su venganza, engendra un hijo, Horus, de forma sobrenatural, pues su padre es Ra, el "Dios Sol". Horus es la reencarnación de Osiris y su destino es hacer justicia, matando al maligno.
Como podemos ver, su doctrina es muy similar, por no decir idéntica a la babilónica y es su mito el que va a permanecer e influir con más fuerza en la cultura romana, no como deidad absorbida, sino como culto independiente y enraizado en la sociedad clásica. Así en el año 80 A.C. se funda, en la colina Vaticana, justo en el lugar donde se ubicará la basílica de San Pedro, el templo de Isis.
Sus creencias encajaron en la sociedad clásica y junto con la griega Artemisa y la romana Diana (diosa luna), con un ámbito doctrinal parecido, fueron adoradas por multitud de fieles. Hay que resaltar que fue su culto, por Justiniano en el año 535 D.C., el último abolido de la religión pagana.
En la faceta de "Reina del Cielo" se la representaba posada en una luna creciente con 12 estrellas, en forma de corona, sobre su cabeza. Esta es una de las formas habituales de representar a la "Virgen María" como "Reina del Cielo".
A María no se le puede negar, bajo ningún concepto, que fue la madre de Nuestro Señor Jesucristo y por lo tanto del Verbo hecho hombre. Esta aseveración no justifica el que se quiera endiosar a María, ofreciéndole el mismo tratamiento que al propio Padre, Dios. La misión de María es la más importante que se le puede ofrecer a un ser humano; puesto que dar la posibilidad de engendrar a Dios hecho hombre, es para un creyente, la máxima bendición posible en este mundo. Pero su misión quedó ahí, pues en ninguna parte de las escrituras María ejerce un papel determinante o influyente en nuestro Señor.
¿Entonces, por qué la asimilamos a Dios?, ¿merece nuestra adoración?
Es una respuesta que debes meditar, eso si, basándote en las Escrituras, puesto que si lo haces basándote en la tradición católica, encontrarás, de nuevo, similitudes con las doctrinas paganas.
Así, como ya hemos visto en el esbozo doctrinal que he incluido, las diosas Semíramis - Astarté - Isis... tienen en común que son las madres de un hijo, engendrado de forma sobrenatural (Tammuz - Baal-Tammuz - Horus...), permaneciendo vírgenes después de su alumbramiento.
Estas doctrinas influyeron en Grecia y Roma adoptando sus creencias y pasando a denominarse Afrodita - Venus y sus hijos Eros - Cupido. Pero, sobre todo, era el culto a Isis el que tenía una importante atracción para la cultura religiosa romana, que la representaba con su hijo Horus en su regazo.
A continuación incluyo dos fotografías, en las cuales podemos ver las notables similitudes (salvando las grandes diferencias doctrinales) que existen entre las dos figuras: la pagana y la católica.
3 ISIS CON HORUS
VIRGEN CON EL NIÑO4
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Las dos, como ves, se tocan un pecho, que simboliza la fertilidad, puesto que Isis era conocida, en uno de sus múltiples nombres, como diosa de la fertilidad.
En esta última acepción es conocida con el nombre de Asera, diosa cananea de la fertilidad. Aparece representada junto a un árbol, como sucede con las numerosas apariciones de la "Virgen". El culto a esta diosa estaba tan extendido que el mismo pueblo de Israel cae en esta idolatría: "Jehová sacudirá a Israel al modo que la caña se agita en las aguas; y él arrancará a Israel de esta buena tierra que había dado a sus padres, y los esparcirá más allá del Eufrates, por cuanto han hecho sus imágenes de Asera, enojando a Jehová" (1ª de Reyes 14.15)
En el proceso de cristianización de la sociedad romana, existen numerosas crónicas que nos hablan de cómo el pueblo romano, ya cristianizado, no abandonaba el culto a la "Madre de Dios", Isis, y lejos de quebrar sus imágenes lo que hacía era cambiarles simplemente de nombre.
Esta idolatría tenía otra coincidencia importante con la sociedad católica actual y es el vestir a las imágenes; en la antigua Egipto, las imágenes de la diosa Isis eran vestidas con lujosas vestiduras y ostentosas joyas. Incluso había personas dedicadas en exclusividad a estos menesteres. No tienes nada más que acercarte a cualquier iglesia católica de tu localidad y ver a cualquier "Virgen", cómo está vestida y enjoyada, e incluso perduran las llamadas "camareras" que son las encargadas de vestir a las imágenes.
Retomando el tema de la fertilidad tengo que hablar de Éfeso; en esta ciudad existía el mayor templo de la antigüedad, el dedicado a Artemisa - Diana, una de las siete maravillas del mundo antiguo. Artemisa tenía en esta ciudad el centro de su adoración. En esta diosa confluyen también las mismas bases doctrinales que hemos visto con Astarté, "Reina del Cielo". En Hechos 19.23-40 se relata la visita de Pablo a Éfeso, y el alboroto que se formó cuando oyeron a Pablo predicar el Evangelio de Cristo, puesto que hablaba de un solo Dios y prohibía las imágenes, tal y como la propia ley de Dios nos manda. En este punto, los artesanos, que hacían imágenes de la diosa Artemisa, se enfrentaron a Pablo y sus seguidores, para evitar que se fuera al traste su negocio y su cultura, dando vivas a la diosa. Esto aclara bastante el sentimiento que la sociedad pagana tenía a sus dioses, pero en particular a la "Reina del Cielo - Madre de Dios".
Paradójicamente, fue en Éfeso, en el año 431 D.C., cuando se celebró un concilio en el que se instituyó, como dogma de Fe, el papel de María como "Madre de Dios". El título que se le establece es el de "theotókos", que precisamente es el que disfrutaba la diosa Artemisa e Isis, pero con la diferencia de que eran la "Madre de los dioses". Aquí, se cristianiza el término asimilando doctrinalmente las figuras. Otra coincidencia, que viene al caso, es que la tradición católica sitúa los últimos años de vida de María en Éfeso.
Pero no todo fue un camino de rosas para la asimilación. Existieron voces contrarias, como la del condenado Nestorio, Patriarca de Costantinopla, que en el concilio de Éfeso dijo: "si vosotros llamáis a María, Madre de Dios, hacéis de ella una diosa"; Clemente de Alejandría, en el 200 D.C. dice "toda imagen o estatua debe llamarse ídolo porque no es otra cosa que materia vil y profana, y por eso Dios, para quitar de raíz la idolatría, ha prohibido en su culto cualquier imagen o semejanza de las cosas que están en el cielo o en la tierra, prohibiendo igualmente su fabricación; y es por esto que nosotros los cristianos no tenemos ninguna de aquellas representaciones materiales"; San Cipriano "¿Para que postrarse delante de las imágenes?. Eleva tus ojos al cielo y tu corazón; allí es donde debes buscar a Dios". Son varios ejemplos de los llamados "Padres de la Iglesia" que prohiben el uso de dichos medios para acercarnos a Dios.
En el catecismo de la religión católica se le otorgan a María los títulos de "abogada, auxiliadora, socorro y mediadora". Es por ello que a los fieles se les enseña a rezar fervientemente a la "Virgen" dándoles la seguridad de que ella llevará sus oraciones ante el Padre. Por supuesto, en la Palabra de Dios nunca se le atribuye a María ese papel que es ocupado, en exclusividad, por Jesucristo, quien con su muerte y resurrección se convierte en el único mediador entre los hombres y Dios; "Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre" (1ª Timoteo 2.5).
¿De dónde surge pues, la tradición de María como intercesora nuestra?.
Uno de los pasajes más conocidos del nuevo testamento es el llamado de "las bodas de Caná" que encontramos en el Evangelio de Juan, capítulo 2. María se da cuenta de que los novios no han previsto la cantidad suficiente de vino para sus invitados y pide a su Hijo que solucione el problema, pero Él le contesta que no ha llegado todavía su tiempo. María acepta la voluntad de su Hijo y ya no actúa más, es más, le dice a los criados que están sirviendo las mesas que hagan lo que Él, su Hijo, ordene, y no le pidan nada a ella, puesto que ella no tiene poder para mediar ante Dios Padre como hemos leído antes. La religión católica se basa en este pasaje para asegurar que María intercede ante el Hijo, sin reparar en que esto ocurre cuando Cristo estaba en la tierra, al igual que María y los apóstoles. Sin embargo, una vez que Cristo cumple su misión, muriendo y resucitando, para perdón de nuestros pecados, permanece junto al Padre y como único mediador entre los hombres y el Padre.
Entonces, debe existir otra base para darle esta función a María y de nuevo, nos tenemos que ir a la tradición pagana. Fue en Babilonia, cuna de las religiones paganas, donde se veneraba a la diosa Semíramis, la cual era invocada por los fieles en una actitud mediadora ante su esposo muerto, Nimrod, que era considerado el Dios supremo. El título que ostentaba esta diosa era el de "Mylitta", es decir, mediadora.
Tal y como he explicado con anterioridad, en igual manera que cambian la Palabra de Dios adjudicándole a María atribuciones de diosas paganas, también hacen lo mismo con el propio Jesucristo.
Como hemos observado antes en la fotografía de Isis, Horus, su hijo, es representado como un bebé dependiente de su madre. De igual manera, hay miles de imágenes de Jesús, niño, desvalido y protegido por María. Estas imágenes contribuyen a crear en la mente del creyente la falsa idea de que es María la poderosa y que su hijo depende, espiritualmente, no del Padre, sino de ella.
¿Pero existen comparaciones doctrinales entre Horus y Cristo, que faciliten su asimilación?
SI, pues Horus es engendrado de forma sobrenatural por Ra, dios supremo, nació de una Virgen, tuvo 12 discípulos, fue muerto y resucitado, realizó milagros, como resucitar muertos, se le conocía como el "Ungido" y como el "Buen Pastor"...
¿Existen otras atribuciones de Horus que se le hayan agregado a Jesús y que, por supuesto, no tengan base en la Palabra de Dios?
La respuesta es que SI; Nació un 25 de diciembre, sus festividades fueron asumidas por el cristianismo que en la actualidad son celebradas en honor de Cristo (Pasión y Muerte, Pascua de Resurrección, 1 de Enero y la Navidad). Horus quiso que su madre siguiera siendo virgen después de su alumbramiento y ya he hablado suficientemente de la doctrina católica respecto a la virginidad de María después del nacimiento de Cristo.
Respecto a las otras representaciones que se hacen de Cristo, tenemos que recordar que van en contra del segundo mandamiento de la Ley de Dios. Alguna, como la del "Buen Pastor", es recogida de la mitología clásica, pues el dios Moscóforo era representado con una oveja sobre sus hombros.
En cuanto al crucifijo, más adelante afrontaré su significado.
Los amantes de las imágenes no han tenido suficiente con representar a María y a Jesús, sino que han hecho lo mismo con Dios Padre, sin importarles que Jesús nos explique que nadie ha visto a Dios y que el que cree en Él ya conoce al Padre y es conocido por Él: "Y el que me envió, el Padre, él ha dado testimonio de mí. Ni nunca habéis oído su voz, ni habéis visto su parecer" (Juan 5.37), "No que alguno haya visto al Padre, sino aquel que vino de Dios, éste ha visto al Padre" (Juan 6.46).
La imagen más común que el catolicismo ha escogido para representar al Padre es la del "Pantocrator". Esta imagen nos hace pensar en un Dios hierático, distante, frío y vengador, cuando el Padre es Misericordioso y Amoroso con todo aquel que hace su voluntad. Por supuesto, los dirigentes católicos sacaron esta imagen de la tradición pagana, en este caso las asimilaciones eran claras; Ra - Zeus - Júpiter, los dioses supremos de Egipto, Grecia y Roma, que eran representados de una manera similar.
Siendo Satanás un ángel desviado, es espíritu, carente de cuerpo humano. Aunque no se suele representar en pinturas ni esculturas, sin embargo, se nos ha formado una imagen en nuestra mente de un ser físico, horrible, medio hombre medio animal, vestido de rojo, que representa el fuego eterno y con un tridente, que utiliza para martirizar a los pecadores. Esta figura de nuevo tenemos que irnos a la mitología clásica para encontrar su antecedente en el "dios Pan" Itifálico - Cernunnos, llamado así en Grecia y Roma respectivamente. Este dios tenía el cuerpo velludo, patas de cabra y en su cabeza una cornamenta de macho cabrío. Como verás existen bastantes similitudes con la imagen que se nos ha impreso de Satanás.
En las excavaciones arqueológicas desarrolladas en África, Asia, América y Europa, se han encontrado numerosos restos de cruces, algunas de las cuales datan de más de siete mil años de antigüedad. De hecho, la cruz, como veremos, ha sido un símbolo religioso desde su origen hasta nuestros días.
En las religiones de denominación cristiana, católica y ortodoxa, el culto y veneración de la "Cruz" está instituido como símbolo del sacrificio de Nuestro Señor. Las iglesias protestantes, aunque no hacen la hacen objeto de adoración, la usan en sus templos. En general, es el símbolo cristiano por excelencia. Sin embargo, su origen es claramente pagano e idólatra.
Tanto en Babilonia como en Egipto se veneraba al dios Tammuz - Horus. Su símbolo místico era una "T", inicial de Tammuz, con el travesaño un poco bajo, es decir, una cruz. En los monumentos y templos egipcios, se ven representaciones de reyes y dioses portando cruces en sus manos. A veces, la "T" iba debajo de un círculo o redondel, es lo que se conoce como "Cruz egipcia" o "Cruz de Tau". Este culto se difunde en el mundo helenístico, donde la cruz adquiere otras formas tales como la "Cruz Griega", es decir, la que tiene todos sus lados iguales o la "Cruz Latina", con el travesaño más corto que el palo, de manera que quedan tres lados iguales que representan, según la tradición oriental, "Cielo, Purgatorio e Infierno", mientras que el más largo representaba a la "Vida".
Mucho antes de la venida de Cristo a la tierra, en Italia se consideraba la "Cruz" como símbolo de protección contra los espíritus malignos y la situaban en sus tumbas o colgando de sus collares. Esto mismo ocurría en Babilonia, Egipto o Asiria, con lo que se demuestra que el símbolo de la "Cruz" precede con mucho la era cristiana.
Pero como la vida y la muerte están tan estrechamente relacionadas en las religiones, este mismo símbolo de vida, la "Cruz", es usado igualmente desde tiempos remotos, como medio de castigo, al principio exclusivo para las clases bajas, esclavos, extendiéndose con el pasar del tiempo incluso a los ciudadanos romanos.
No se sabe con certeza sobre que clase de cruz murió Jesucristo, pero los estudiosos hablan del tipo "Latina". Sin embargo, ¿tiene alguna importancia el tipo de cruz que usaron para matar a Nuestro Señor?. Lo importante es que por medio de su Sacrificio y Resurrección, nos libró del pecado y la muerte. A quien hay que venerar es a Cristo, no a la "Cruz", que es considerada en la Biblia como maldición: "No estará su cuerpo por la noche en el madero, mas sin falta lo enterrarás el mismo día, porque maldición de Dios es el colgado: y no contaminarás tu tierra, que Jehová tu Dios te da por heredad" (Deuteronomio 21.23).
En cuanto al uso cristiano de la "Cruz", éste no aparece hasta el concilio de Éfeso, y la imagen del "Crucifijo" hasta el siglo XI, fruto del olvido del segundo mandamiento, como he referido en varias ocasiones.
El jefe de la "Iglesia Católica", el llamado "Papa", lleva como símbolo de su primacía, una Mitra con forma de pez con la boca abierta. La explicación oficial que se nos da es que la Mitra simboliza al cristiano, que es pescado por Cristo. Recordemos que en griego, las iniciales de "Jesús, Cristo, Hijo de Dios, Salvador" forman la palabra "Pez". Sin embargo, el origen de la Mitra es mucho anterior al cristianismo.
En ningún lado de la Palabra de Dios nos habla del uso de la Mitra por los apóstoles, obispos o ancianos, ni tampoco establece una primacía entre ellos, pues la única cabeza es Cristo: "Y Él es la cabeza del cuerpo que es la iglesia; Él que es el principio, el primogénito de los muertos, para que en todo tenga el primado" (Colocenses 1.18).
Entonces, ¿de donde viene la utilización de la Mitra?
Tenemos que volver la vista de nuevo a las religiones paganas; es en Babilonia donde el sumo sacerdote del culto a Semíramis, llevaba una Mitra como símbolo del "dios Dagon", el dios pez. Cuando el ejército macedonio - persa ocupó Babilonia, se produjo la huida del sumo sacerdote y algunos adeptos a la ciudad de Pérgamo y de allí a Italia, estableciéndose como religión Etrusca. Es allí, ya en tiempos de la influencia romana, cuando el culto pasó al Imperio y fue Julio Cesar, tras ser iniciado en los misterios babilónicos, el que unifica el poder religioso y político en una misma persona, pasando a ser el propio Cesar la reencarnación de un dios. Desde entonces los emperadores romanos llevaban la Mitra como símbolo del sumo sacerdocio de la religión pagana, llamándose "Pontificex Maximus".
Es Constantino, en el edicto de Milán del año 313 D.C., quien legaliza la religión cristiana y, posteriormente, la instituye como religión oficial del Imperio. Se unifican, en este importante personaje, los primados político y religioso - cristiano del Imperio. Es a partir de él, que los "Papas y obispos" llevan el título de "Sumos Pontífices" y la Mitra, como símbolos de su primacía religiosa.
En las epístolas de Pablo, Pedro o Judas, aparecen en numerosas ocasiones, referencias a los santos como personas que se han entregado a Dios. Siempre son personas vivas, no tienen otro requisito ni mérito que el haber aceptado el mensaje de Salvación, es decir, simples cristianos. La palabra "Santo" es, pues sinónimo de apartado del mundo para Dios. No significa esto que sea un ermitaño, sino que ha renunciado a los deseos de la carne para servir en espíritu al Señor. Esto lo hace cualquier cristiano, no de nombre, sino de verdad, aquel que cumple verdaderamente el Evangelio de Cristo: "A la iglesia de Dios que está en Corinto, santificados en Cristo Jesús, llamados santos, y a todos los que invocan el nombre de nuestro Señor Jesucristo en cualquier lugar, Señor de ellos y nuestro" (1ª de Corintios 1.2).
Entonces, ¿por qué la "Iglesia Católica" y otras religiones nombran "Santos" a personas que han muerto y que según los dirigentes han hecho méritos que les distinguen de los demás fieles?, ¿por qué son objeto de culto y tienen un papel de intermediación entre Dios y los hombres, tal y como ya vimos que se le atribuye también a María?
De nuevo tenemos que remontarnos a las religiones paganas; es en Babilonia donde los hombres adoraban a casi cinco mil dioses y diosas. Estos no siempre habían sido divinos, sino que hubo una época en que fueron personas, héroes vivientes en la tierra, y después de su muerte se les reconoce, por sus méritos, como objeto de culto. De hecho, cada día estaba dedicado a un dios particular que les protegía, de la misma forma que en la actualidad existe un santoral cristianizado; por ejemplo, 22 de noviembre es el día de "Santa Cecilia" patrona de la música, etc.
Las poblaciones, los gremios o distintos trabajos, todo tiene su "Santo Patrón/a" que les protege y a él se implora en caso de necesidad. Es muy extendida, también, la costumbre de poner a los recién nacidos el nombre del "Santo/a" a quien se le pide que proteja a esa criatura.
El catecismo de la religión católica anima a los fieles a orar e imitar a quienes, debido a sus buenas obras, han sido declarados santos por la jerarquía eclesiástica "...los testigos que nos han precedido en el reino, especialmente los que la Iglesia reconoce como "santos", participan en la tradición viva de la oración, por el testimonio de sus vidas... Contemplan a Dios, lo alaban y no dejan de cuidar de aquellos que han quedado en la tierra... podemos y debemos rogarles que intercedan por nosotros y por el mundo entero..." (pag. 732). Es esta la postura oficial de la "Iglesia".
Por supuesto, la Biblia, no está de acuerdo con esta práctica: "No sea hallado en ti quien haga pasar su hijo o su hija por el fuego, ni practique adivinaciones, ni agorero, ni sortilegio, ni hechicero, ni fraguador de encantamientos, ni quien pregunte a pitonisos, ni magos, ni quien pregunte a los muertos porque es abominación á Jehová cualquiera que hace estas cosas, y por estas abominaciones Jehová tu Dios las echó de delante de ti" (Deuteronomio 18.10-12). De hecho, comunicarse con personas con personas que han muerto no es más que una forma de espiritismo: "Y si os dijeren: Preguntad a las pitonisas y a los adivinos, que susurran hablando, responded: ¿No consultará el pueblo á su Dios? ¿Apelará por los vivos a los muertos? ¡A la ley y al testimonio! Si no dijeren conforme á esto, es porque no les ha amanecido" (Isaías 8.19-20). Como puedes comprobar es una práctica aborrecible a Dios.
Esta práctica, que ya hemos visto que es de origen pagano, se mezcla con la, ya anteriormente comentada, de realizar y adorar imágenes. Existe toda una ciencia de la imaginería religiosa, no sólo exclusiva de "Cristos y Vírgenes" sino que abarca todo el santoral religioso. Es costumbre representar a los "Santos" con una aureola sobre sus cabezas, como tu tuviesen un hálito de santidad. Esta práctica también ha sido copiada y asimilada de la cultura religiosa babilónica, que representaba sus dioses y diosas con redondeles y rayos dorados alrededor de sus cabezas. También esa práctica pasó a las culturas egipcia - helenística - romana y de aquí a la tradición religiosa cristiana.
Conclusión
"Él es el objeto de tu alabanza y tu Dios" (Deuteronomio 10.21)
"Porque yo protesto a cualquiera que oye las palabras de la profecía de este libro: Si alguno añadiere á estas cosas, Dios pondrá sobre él las plagas que están escritas en este libro. Y si alguno quitare de las palabras del libro de esta profecía, Dios quitará su parte del libro de la vida, y de la santa ciudad, y de las cosas que están escritas en este libro. El que da testimonio de estas cosas, dice: Ciertamente, vengo en breve. Amén, sea así. Ven: Señor Jesús" (Apocalipsis 22.18-20).
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