Durante 3 semanas hemos tenido la fortuna de haber recibido la visita de parte de la familia Martínez Castro, que no sólo para mi esposa, sino para mi hijo y para mi, ha sido de Bendición. Tengo sólo palabras de agradecimiento por todo lo recibido, por todo lo que nos han aportado en estos días, que han sido intensos, y que, como siempre, lo bueno se hace siempre corto.
Desde nuestra realidad hemos intentado ofrecer lo mejor de nosotros para que su estancia fuera buena, y que se quedaran con ganas de volver. Han conocido Granada, Málaga, Madrid, y por supuesto mi bella Córdoba. Han probado nuestra extensa y rica gastronomía, han conocido rincones maravillosos de nuestra Andalucía. Ha habido buenas risas y también algún llanto, muchas fotos (Sr. Gustavo es un japonés colombiano), grandes ilusiones, inmensas esperanzas, y sobre todo maravillosos buenos ratos.
También agradecer a mis padres, hermana, familia en general, amigos, las atenciones que han tenido con ellos, que sin conocerlos han dado lo mejor de ellos para que se sintiesen como en casa.
Quería también pedirles disculpas si alguna cosa de nuestra parte les haya causado afrenta, malestar o daño, nunca fue nuestra intención, y además forman parte de nuestras personalidades que no son ni mejores ni peores, pero que siempre hay intención de cambiar o mejorar.
Hay tantas cosas que seguro se han quedado en la mochila para la próxima vez, que tienen que volver para seguir compartiendo momentos, historias y anecdotas que siempre quedan en la memoria y el corazón. Hasta la próxima y de nuevo GRACIAS.
Ps. Aquí queda esta botella comprada el último día que no pudimos tomar, pero que Sr. Gustavo queda pendiente y guardadita para nuestro próximo reencuentro, que deseamos sea más pronto que tarde.
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